La resistencia pasiva: el verdadero sabotaje del cambio (y cómo desactivarla)

La resistencia pasiva: el verdadero sabotaje del cambio (y cómo desactivarla)

En muchas empresas, cuando se habla de transformación organizativa o digital, todos dicen “sí”. Pero tras ese aparente consenso, suele esconderse un “ya veremos” o incluso un “a ver cuánto dura la moda”.

Esa es la resistencia pasiva: una forma invisible de sabotaje que frena cualquier proceso de cambio. No se trata de rebeldía abierta, sino de inacción, indiferencia y conformismo. Una resistencia elegante, silenciosa… pero letal.

Equipos que asisten a todas las reuniones, pero no actúan. Directivos que validan proyectos, pero no los impulsan. Departamentos que esperan instrucciones mientras los plazos se diluyen.

La resistencia pasiva no se elimina con charlas motivacionales ni con campañas internas llenas de frases inspiradoras. Lo que realmente funciona es implicar desde el inicio, dar voz, y mostrar el impacto real del cambio en cada persona: qué gana y qué pierde con él.

El compromiso no se mide por la asistencia, sino por la acción. Y el éxito llega cuando las organizaciones recompensan la proactividad y dejan de premiar la simple obediencia. El cambio ocurre cuando moverse tiene premio y quedarse quieto tiene consecuencias.

En IODA, trabajamos junto a los departamentos de Recursos Humanos como aliados estratégicos en la gestión del cambio. Son quienes mejor conocen la cultura, las dinámicas y las personas que hacen que una organización avance… o se bloquee.

Cuando RRHH lidera con visión, coherencia y propósito, el cambio deja de ser una presentación y se convierte en una transformación auténtica.
La resistencia pasiva solo prospera en el vacío de liderazgo. Cuando hay dirección clara y sentido compartido, el silencio ya no es una opción.

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